A veces, el verdadero problema es que no diagnosticamos bien lo que nos pasa. Dice un antiguo proverbio: «Diagnosticar bien un problema es más del 50% de la solución». Y muchas veces, tanto el problema como la solución dependen más de nosotros mismos.
Así como el pueblo de Israel no debió dejar enemigos dentro de su territorio, nosotros debemos luchar contra la tendencia de hacer las cosas a medias y dejar vestigios de nuestro pasado